Es bien conocido que Lajas, Cabo Rojo y Mayagüez son tres destinos turísticos de primera en el oeste, pero estos pueblos también son sede de varios proyectos ambientales de vanguardia. El pasado sábado, 19 de marzo de 2016, voluntarios de la red educativa GREEN-PR visitaron estos proyectos.
La primera parada fue en la Escuela Leonides Morales, Lajas, uno de los centros de educación ambiental de GREEN-PR. A pesar de ser un sábado, la escuela estaba vibrante con la presencia de estudiantes, padres y personal de la escuela que se encontraban limpiando los alrededores, dándole mantenimiento a las plantas y facilidades de la escuela. La profesora Ada Miranda, quien coordina los esfuerzos de GREEN-PR en la escuela, inició el recorrido mostrándole a los presentes el compostero escolar y el espacio para el acopio de plástico, cartón y aluminio. Varios estudiantes trabajaban la composta formada por materiales orgánicos rescatados en la misma escuela.
La primera parada fue en la Escuela Leonides Morales, Lajas, uno de los centros de educación ambiental de GREEN-PR. A pesar de ser un sábado, la escuela estaba vibrante con la presencia de estudiantes, padres y personal de la escuela que se encontraban limpiando los alrededores, dándole mantenimiento a las plantas y facilidades de la escuela. La profesora Ada Miranda, quien coordina los esfuerzos de GREEN-PR en la escuela, inició el recorrido mostrándole a los presentes el compostero escolar y el espacio para el acopio de plástico, cartón y aluminio. Varios estudiantes trabajaban la composta formada por materiales orgánicos rescatados en la misma escuela.
Sin embargo, la composta es solo un paso dentro de un esfuerzo mayor para tener un plantel que genere la menos cantidad de desperdicios posible. La composta pasa a ser usada para sembrar plantas y crear áreas verdes, algunas con motivo de ornato y otras como huertos, cuyo producto final será usado para la preparación de alimentos en el comedor, así también reduciendo la cantidad de desperdicios generados por los empaques de comida.
Padres, maestros y estudiantes utilizan la composta escolar para enverdecer la escuela.
En los pasillos y áreas comunes, los estudiantes, bajo la tutela del maestro de educación física, se han encargado de crear e instalar 147 rótulos creativos educativos para evitar que se tiren desperdicios en los alrededores y para promover el reciclaje. “Nadie habla de la basura que tiras, pero la basura habla de ti”, leía uno de los carteles. Un mensaje que cobró importancia minutos más tarde, cuando unos estudiantes encontraron una lata de refresco de 1987 mientras limpiaban. Más allá de simplemente mantener las áreas limpias, la escuela tiene un programa de reciclaje, con contenedores para distintos tipos de materiales y retos mensuales que se concentran en un tipo de material en específico. “Nosotros hacemos ‘challenges’ para motivar a los estudiantes. Un mes el reto era reciclar cartón y los estudiantes trajeron tanto que la montaña llegaba al techo”, expresó el profesor Alex Ayala sobre esta iniciativa. “El maestro de matemáticas entonces se encarga de llevar las estadísticas”, añadió Sr. Ayala, sobre la forma en que el manejo sustentable de materiales se integra al currículo escolar. La Prof. Miranda también nos explicó que ellos venden las latas de aluminio y con esos ingresos le compran meriendas a los estudias durante giras y excursiones que se llevan a cabo para completar sus horas de Contacto Verde.
Académicamente, la Escuela Leonides Morales es una de las más sobresalientes en el País, logrando altas posiciones en los resultados del College Board. Al visitarla, su excelencia es más que evidente: es una escuela integrada a plenitud con la comunidad, con maestros comprometidos en educar de forma creativa y estudiantes que se sienten productivos. La alegría y satisfacción era palpable en los maestros y estudiantes, que recibieron elogios de parte del equipo de GREEN-PR antes de terminar la visita.
Grupo de GREEN-PR comparte con padres, madres, estudiantes y maestros en la Escuela Leonides Morales de Lajas.
La gira por el oeste hizo su próxima parada en el Centro Interpretativo de las Salinas de Cabo Rojo, donde nos recibió el Dr. Patrick Reyes, líder del Comité Caborrojeños Pro Salud y Ambiente. Este comité es recipiente de una mini-beca de GREEN-PR otorgada en el 2015. Reyes ofreció una charla sobre cultivos hidropónicos y acuapónicos, una forma de agricultura ecoamigable, que produce buenas cantidades sin explotar recursos y es ideal para zonas con pocos recursos de agua. A través de la presentación, los voluntarios pudieron ver cómo el sistema de estos cultivos se puede construir en el hogar, incluso con materiales reusados y económicos. También presentó una barbacoa que utiliza energía solar para calentar y que puede construirse en casa.
En la parte de atrás del centro, se encuentra el vivero que guarda los cultivos del comité. Los jóvenes de GREEN-PR vieron el montaje y funcionamiento de estos cultivos, desde los contenedores donde están las plantas hasta el contenedor que sirve de hogar a una camada de tilapias. Este sistema, procesa los desperdicios de los peces y los usa como fertilizante, mientras riega las plantas de forma controlada. Reyes explicó que es importante monitorear los niveles del ph del agua para que el cultivo funcione y alimentó las tilapias como parte del recorrido. “Estos son peces felices” mencionó mientras los alimentaba. Cerca de allí, los jóvenes tocaron las montañas de sal que rodean el centro y subieron a la torre de observación, desde donde se puede ver unas aguas marinas rosadas, creadas por una bacteria que vive concentrada en lugares de alta salinidad. Aquellos que fueron al baño al final del recorrido, se encontraron con dos modelos innovadores: los inodoros eran de composta y usan sólo 1 galón de agua al día y el agua del lavamanos era agua de lluvia.
El último destino de la gira al oeste fue la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, donde nos recibió la profesora Sandra Cruz Pol para mostrarnos la Casa Ecosolar. Esta estructura opera completamente con la energía que proveen los paneles solares en su techo. Todo lo que adorna la casa está escogido con el propósito de reducir el impacto sobre el ambiente y proveer una mejor calidad de vida. La pintura no expele gases tóxicos, los utensilios de cocina son de metales duraderos y seguros para el ser humano, los platos y vasos son de cristal o porcelana, el piso es de linóleo y la comida que se prepara allí es orgánica. La profesora Cruz Pol le habló a los voluntarios sobre la importancia de construir en armonía con el ambiente y cómo esto repercute positivamente en la salud. “Este piso es de linóleo, que es un material natural y duradero, no de vinil, que es altamente tóxico y que se ha relacionado al cáncer”, expresó. Afuera de la casa, los voluntarios vieron el huerto acuapónico de la casa, así como un sistema de recolección de agua en preparación y el área donde se sembrará un jardín comestible.
Por casualidad, ese día un grupo de estudiantes de ingeniería se encontraban trabajando en un bote que funciona con energía solar. Los voluntarios presenciaron parte del montaje del vehículo y recibieron una explicación por parte del profesor Erick Aponte sobre el funcionamiento del mismo. Estos estudiantes, participarán en una competencia que medirá la eficiencia de la construcción del bote. El día culminó con una breve visita a la Feria Agrícola Educativa Cinco Días con Nuestra Tierra, donde observamos horticultores, animales, artesanos, quioscos y maquinaria agrícola en el mismo Recinto como parte de la 39na edición de esta Feria.
Por proyectos como los antes mencionados, el oeste está cobrando fuerza como una región donde el manejo sustentable de materiales y la educación hacia una sociedad más consciente sobre el ambiente se hace cada vez más presente. Con una escuela donde cuidar los recursos es la norma, un sistema de cultivos que no degrada el ambiente y una casa que bien podría servir como modelo para hogares en el futuro, el oeste es una región que no deben perder de vista aquellos que quieran un estilo de vida cónsono con ayudar al planeta y preservar la calidad de vida.
Por proyectos como los antes mencionados, el oeste está cobrando fuerza como una región donde el manejo sustentable de materiales y la educación hacia una sociedad más consciente sobre el ambiente se hace cada vez más presente. Con una escuela donde cuidar los recursos es la norma, un sistema de cultivos que no degrada el ambiente y una casa que bien podría servir como modelo para hogares en el futuro, el oeste es una región que no deben perder de vista aquellos que quieran un estilo de vida cónsono con ayudar al planeta y preservar la calidad de vida.
De derecha arriba a izquierda: Ana V. Arache (SU-EFC), Melvin Rodríguez Rodríguez (SU-EFC), Soledad Gumar (UPR-RP), Iris Olán Pabón (USC), Alan Figueroa (UPR-P), Génesis Isaac De León (UPR-C/ASPIRA), Stephanie Anderson Morales (SU-EFC). Abajo izquierda: Urayoán Walker (Vieques), Jorge Bencosme (UPR-M), Sasha Montañéz (ASPIRA), Israel Guzmán Rivera (UPR-P), Derek Torres Ramos (PUCPR-P) y Pamela Ramos (UPR-M).